Confiando en Dios
Estaba confiando en Dios. Ahora tengo más tiempo para concentrarme en el plan de Dios y en sanarme. Visité a dos nutricionistas diferentes y comencé a comer una dieta baja en grasa con muchas frutas, vegetales, y granos integrales. Compraba "orgánico" cuando era posible. Mis amigas maestras me compraron un extractor de jugos para que pudiera hacer jugos y merengadas de frutas y vegetales. Tomaba vitaminas, té de hierbas y mucha agua. Dejé la cafeína y el vino. Hacía caminatas diarias y tomaba largos baños relajantes. Pasaba tiempo en oración y meditando - confiando en Dios. Iba a ocho estudios bíblicos, pero pronto reduje a dos estudios semanales que requerían mucha tarea. También asistía a grupos de convenio dos veces a la semana y mensualmente, y pasaba horas leyendo la Biblia y otros libros de motivación personal. Mantenía un diario de mis sentimientos y de las cosas por las que estaba agradecida. Hasta fui a un psicólogo para enfrentar el enojo y la culpa no resuelta. Más importante, aprendí a confiar en Dios totalmente. Él es el proveedor de todas mis necesidades. Su gracia es suficiente.
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