Las Promesas de Dios
Hacia el final de la escuela de leyes, mi hijo finalmente se había deshecho de la mala situación emocional con esa mujer. También había sanado físicamente, ya que recibió un buen reporte de salud de su oncólogo después del tratamiento. Por una serie de eventos, mi hijo comenzó a trabajar en una firma grande de abogados en el condado de Orange. Ahora sólo estaba a 20 minutos.
A los 25, mi hijo había llegado a la cima. Había sido bendecido con el éxito secular. Yo estaba orgullosa de sus logros, pero deseaba que tuviéramos más en común. Aunque ahora estaba más cerca, teníamos muy poco de que hablar. Yo todavía era muy cuidadosa evitando discusiones substantivas acerca del cristianismo. Lo mejor que pude, continué dando testimonio a través de mi vida. Continué orando diligentemente. Vi las promesas de Dios trabajando para fortalecer a mi hijo y traerlo más cerca de "casa." Dios estaba trabajando, así que enfoqué mi oración y le pedí al Espíritu Santo que continuara como el "coreógrafo" de la vida de mi hijo.
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